miércoles, 21 de mayo de 2014

Despedida


Llevo días enteros buscándolas. Me esquivan, se alejan, se escapan. No puedo atraparlas. Ellas saben de mi dolor. Quiero despedirte. Decirte cuánto te quise, cuánto te quiero. Cuánto te extraño. Las palabras no quieren venir a mi encuentro, sólo las lágrimas son fieles, caen de improviso, dejándome el sabor salado de tu ausencia. Muchos no lo entenderán y no me importa. Me alcanza con saberte única, tuve doce años de puro amor.
Fuiste mi compañera, mi refugio, mi alegría al llegar a casa.
Dejaste un inmenso vacío...
Quiero recordarte con una sonrisa, sabiendo que te rescaté de la calle, y vos a mi,
me rescataste a la vida. ¡Gracias Cherry por tanto amor !
                 Nunca te voy a olvidar...

miércoles, 7 de mayo de 2014

Soy yo

Soy invisible. Ya sé lo que van a decirme. Las personas invisibles no existen más que en la imaginación de escritores, cineastas, y hasta algún ser humano común que más de una vez desea desaparecer de la faz de la tierra. Sin embargo existo. Nunca deseé serlo. Al contrario, cuando me di cuenta de mi invisibilidad me odié. Es muy difícil aceptar que la gente pase al lado tuyo y no te registre, te ignore, te lleve por delante, te atropelle o simplemente no te dirija la palabra. Ya me acostumbré, y no sólo eso, ahora lo disfruto. Me llevó mucho tiempo, lo admito. Hoy por hoy me siento feliz de ser una mujer invisible. Tiene ventajas inimaginables. No necesito dar explicaciones a nadie de lo que hago con mi vida, a que hora salgo o regreso, adónde voy o con quién. Nunca debo tomarme tiempo para mi misma, ni hacer altos para conectarme con mi esencia, relajarme, alejarme, no me canso dando explicaciones de ningún tipo. Soy libre. Independiente. Manejo mis tiempos, necesidades, placeres y gustos a mi total antojo. No debo preocuparme por mi aspecto, si estoy peinada, depilada, gorda, con granos, maquillada. Me arreglo solo por mí, y por nadie más, me gusta verme bien.
Cuando voy a hacer las compras, pongo todas las cosas en el carrito del supermercado, la gente a lo sumo se sonríe viendo pasar un carrito repleto sin que nadie lo lleve. En la caja, pongo los productos y la cajera sólo se preocupa de recibir el pago, ¡Qué le importa que no vea a nadie! Ella automáticamente pasa los productos y luego dice el monto en voz alta, y yo le pago. Ropa no necesito comprar, voy desnuda y nadie dice nada ¡Si no me ven!
Cuando me gusta un hombre, me acerco y lo encaro. No puedo negar que se sorprenden, pero les fascina escuchar una voz que les susurra propuestas y les enciende todos los sentidos. Es fácil llevarlos a la cama, a lo sumo debo guiarlos un poco al principio y después se relajan. Es una experiencia única, se las recomiendo.
Paso mis días escribiendo, leyendo, paseando y disfrutando de la vida. Así que si alguna vez se cruzan con una cartera sin dueña, un auto sin chofer, una voz que les susurra al oído, no se asusten. Ahora ya saben que soy yo.